Tercer año
de Teología (1965-1966).
Dice el
refrán que “tanto va el cántaro a la fuente que, por fin, se rompe”. Algo así
sucedió con la relación del P. Maestro de Estudiantes con los estudiantes. Sin
entrar en detalles digamos que hubo “malentendidos” y “desencuentros”. Tanto
así que hubo un cambio de guardia y el P. Aristónico Montero se convirtió en el
nuevo Maestro sustituyendo al P. Adolfo García. Pasó como en los equipos de
deportes. Cuando hay problemas es más fácil despedir al entrenador que a los
jugadores.
Como es
natural, comenzamos en curso con nuevas expectativas y con una larga lista de
asignaturas: Moralis practica, Exegesis Biblica V. Testamenti, Exegesis
Biblica N. Testamenti, Liturgia sacramentalis, Institutiones Iuris Canonici,
Exercitationes, Eloquentia sacra, Musica sacra y al final tuvimos el
Examen ad Gradum Baccalaureatus.
La cuarta y
última sesión del Concilio comenzó el 14 de septiembre. Fue la sesión más
prolífica. Todos los documentos pendientes fueron aprobados durante la misma.
Los más importantes fueron las constituciones sobre la revelación (Verbum
Dei) y sobre la iglesia en el mundo moderno (Gaudium et Spes). Se
aprobaron documentos sobre el ministerio de los obispos, la formación y
ministerio de los sacerdotes, renovación de la vida religiosa, apostolado de
los laicos, educación cristiana, relación con religiones no cristianas,
actividad misionera de la iglesia.
Finalmente,
el día antes de la clausura, se aprobó el documento sobre la libertad
religiosa.
Así
terminaba el Concilio el 8 de diciembre de 1965. Luego comenzó el proceso de implementación de
esos documentos. En realidad, esa
implementación cada uno de nosotros la vivió en diferentes lugares con más o
menos intensidad. Sobre el éxito de esa
implementación, posiblemente hay tantas opiniones como cabezas.
Al comenzar
este curso, quizá debido al cambio de Maestro de Estudiantes, teníamos más
acceso a la televisión. Se puso de moda
el ver el programa Estudio 1 que era nuevo en la televisión de España.
Quienes se quedaron en España disfrutarían de él por unos veinte años, quienes
salimos de España sólo por dos o tres años. Estudio 1 era un programa
dramático que consistía en la presentación de una obra de teatro. En él se
representaron obras tanto clásicas como modernas, desde Calderón de la Barca,
Lope de Vega, Tirso de Molina, José Zorrilla… hasta Carlos Arniches, Alejandro
Casona, Alfonso Paso y Buero Vallejo.
Sin olvidar a Shakespeare, Moliere, Pirandello, Ibsen y Arthur Miller.
El programa
contó siempre con un excelente plantel de actores y por el plató del programa
pasaron los mejores intérpretes de la escena española. ¿Quién no recuerda a
José Bódalo, Fernando Delgado, Jesús Puente, Carlos Larrañaga, Luis Prendes,
Manuel Galiana y Manuel Dicenta entre los actores?
¿O a las
actrices Irene Gutiérrez Caba, María Luisa Merlo, Gemma Cuervo, María José
Goyanes, Luisa Sala y Ana María Vidal? Y fueron muchos más.
Unos años
más tarde, otro programa con muchos seguidores fue el titulado ¿Es usted el
asesino? de Narciso Ibáñez Menta.
Fue durante
este curso cuando nos ordenamos de diáconos y, durante el verano de 1966, los
“mayores” del curso se ordenaron sacerdotes. Además de Roman Carter, se
ordenaron Aureliano de la Fuente, Julián Cabestrero, Adalberto Izquierdo y
Teodoro González.
Ya indiqué
antes que el verano de 1965 fue el último que pasamos “juntos” como curso. El
verano de 1966 lo pasamos dispersos en diferentes lugares. Pedro García, Teodoro
Martín, Timoteo Merino, Antonio Sáez, Jovino San Miguel y yo fuimos enviados a
Inglaterra a aprender inglés. Pedro García y yo nos quedamos en Oxford. Antonio
Sáez y Teodoro Martín fueron a Cambridge. Timoteo Merino y Jovino San Miguel a
otro de los conventos que los dominicos tenían en Inglaterra.
Otros
connovicios, como José Antonio Vigara y Graciano Reyero asistieron a la Semana
de Misionologia en la Universidad de Navarra (del Opus Dei).
Al terminar
este curso había disminuido el número de los que quedaban dentro. Ya no estaban,
además de los seis que fueron a Chile y quienes se habían salido antes, Alfredo
Díez, Emilio Fernández, Agustín Requejo, José María Ibáñez, Salvador Albarrán,
Marcos Mallavibarrena, Faustino Martínez, José García, Juan María Borde y
Eduardo Vaquero.
Cuarto año
de teología (1966-67)
Comenzamos
un nuevo curso y la lista de asignaturas seguía siendo larga: Theologia
dogmatica, Theologia moralis, Exegesis Biblica V. Testamenti, Exegesis Biblica
N. Testamenti, Moralis practica, Institutiones Iuris Canonici, Theologia ascetica
et mystica, Institutiones liturgicae, Historia dogmatum, Eloquentia sacra y
Musica sacra.
Ya había
terminado el concilio y existía un clima de “efervescencia” y “exuberancia” al
ponerse en práctica las ideas aprobadas por él. No eran tiempos fáciles. Lo que
era “lento” para los jóvenes, era demasiado “rápido” para los no tan
jóvenes.
El 14 de
diciembre se celebró el referéndum para aprobar la Ley Orgánica propuesta
por el gobierno. Votó el 88% de los votantes inscritos y de éstos el 98% votó
“sí”. El entusiasmo fue grande y algunas crónicas de la época indican que en
algunos precintos votó ¡el 120% de los votantes inscritos! La campaña a favor
del “sí” estuvo bien montada por el entonces ministro de información Manuel
Fraga Iribarne.
Carteles y
letreros mostraban a un Franco sonriente pidiendo el “sí” e indicando que el
“no” era un voto a favor de Moscú. En el
internet se puede ver el video de Franco el día anterior al referéndum
exhortando al pueblo a votar “sí”. En ese video, Franco nos recordaba cómo
había dedicado su vida al “servicio de la patria” y cómo “seguía al lado del
cañón como en sus años mozos”. Escuchando ahora la voz monótona y adormecedora
de Franco es fácil entender porqué sus padres decidieron enviarle a la Academia
Militar y no al Conservatorio de Música.
Quizá ya hemos
olvidado que un solo “si” o un solo “no” incluía el decicidir si Franco debería
seguir como Jefe del Estado hasta su muerte, si después de Franco debería
implantarse la Monarquía, si los sindicatos deberían ser de tal o cual manera...y
otras cosas más que ahora no recuerdo.
Pensé entonces y sigo pensando que este referéndum fue una tomadura de
pelo y un insulto a la inteligencia del pueblo español. ¿Cómo se puede emitir
solo un voto sobre temas y asuntos que necesariamente no están unidos?
Por ejemplo,
uno podía estar a favor de que Franco siguiera en el poder…pero no que luego
viniera la Monarquía (o a la inversa)… ¿cómo se podía expresar esta dicotomía con un solo “si” o un solo
“no”. De todos modos, el pasado fue como fue. Franco quedó satisfecho y pudo
decir que todo “quedaba atado y bien atado”.
Quiero hacer
constancia en esta crónica que hubo bastantes dominicos de Santo Tomás que
votaron en contra del referéndum y cuando este hecho se hizo público no faltó
quien se sintiera “ofendido” y “escandalizado”.
Llegada la
Semana Santa muchos de nosotros hicimos nuestros primeros “pinitos”
ministeriales ayudando en los oficios litúrgicos en diferentes parrroquias o
conventos de monjas. A estas alturas, varios del curso ya habían sido ordenados
sacerdotes, como indiqué antes, y el resto ya éramos diáconos.
Yo fui a
Serranillos, un pueblo de la sierra abulense, donde era párroco Don Albino.
Allí coincidí con Don Ricardo Blázquez, ordenado sacerdote un par de meses
antes, quien también había ido a ayudar con la liturgia. Entre los dos
dirigimos las procesiones de rigor, predicamos los sermones esperados y
oficiamos la liturgia del triduo pascual. Yo ya había conocido a Ricardo en la
Semana de Misionología de Burgos durante el verano de 1965. Este es el mismo
Ricardo Blázquez, que después de hacer el doctorado de Teología en la
Universidad Gregoriana llegaría a ser profesor y Decano del Departamento de
Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca (1974-81). En 1988 fue
nombrado Obispo auxiliar de Santiago de Compostela (cuando era Obispo titular
el actual Cardenal Rouco Varela). Fue
Obispo de Palencia (1992-95), de Bilbao (1995-2010) y, finalmente, arzobispo de
Valladolid desde marzo del 2010. Durante el trienio del 2005-2008 fue presidente
de la Conferencia Episcopal Española.
Durante el
año escolar continuamos viviendo con ansiedad los cambios que el Concilio hizo
posibles. No faltaron los sobresaltos que interrumpieron la monotonía monacal.
Para
celebrar la misa de cara al pueblo, se construyó una tarima en la iglesia. El
plan no era del agrado de nuestro prior, el P. Manuel Ferrero, pero tuvo que
tragarse la píldora.
Para acelerar la transición de la liturgia al
español, algunos estudiantes decidieron esconder los Graduales que
usábamos para cantar partes de la misa en latín. Podría mencionar el nombre de
los estudiantes que lo hicieron, pero no lo voy a hacer por aquello de que “se
dice el pecado, pero no el pecador”. Esos Graduales no llegaron a
aparecer durante el resto de nuestro estudiantado.
Luego vino
el incidente más sonado. Vamos a llamarlo la “huelga de completas”.
Después de
tantos años es difícil recordar todos los detalles con exactitud. Más o menos
sucedió asi. Un grupo de estudiantes decidió quitarse el hábito durante el
paseo largo semanal. Cogidos “in fragranti” por el Maestro de Estudiantes,
el P. Aristónico, fueron castigados
a estar de rodillas durante la cena. A la hora de ir a Completas los
estudiantes decidimos no ir al coro y nos fuimos a la celda. A la mañana
siguiente después de maitines, el P. Aristónico pidió que los estudiantes nos
quedásemos en el coro. Allí anunció que la noche anterior había llamado al P.
Vicario (Francisco Villacorta) para presentar su renuncia como Maestro de
Estudiantes y que la renuncia había sido aceptada. Con esa renuncia, el P.
Pelegrín Blázquez, quien era el Socio, tomó las riendas del estudiantado.
Ese mismo
día el P. Villacorta se presentó en Ávila para averiguar qué había pasado y
quiénes eran los “cabecillas” (o cabezotas) de aquel tinglado. No pasó mayor
cosa, aunque tuvimos que hacer unos días de ejercicios espirituales que fueron
dirigidos por el P. Pedro San Segundo.
Terminado el
curso, el 9 de Julio, se ordenaron sacerdotes los demás connovicios: Santiago Fuertes, José Manuel Asenjo, Antonio
Sáez, Teodoro Martín, Jovino San Miguel, José Luis Abad, Timoteo Merino, José
Antonio Vigara, Pedro García, Felipe Escanciano, Florentino Casado, Jesús María
Pitillas y Antonio Luciano López. La ordenación fue hecha por Monseñor Teodoro
Labrador, O.P, Obispo misionero expulsado de China por los comunistas cuando
llegaron al poder.
Hubo dos que
decidieron no ordenarse y esperar un poco más: Graciano Reyero y yo.
Este año
también se ordenaron en Chile José Luis Santervás y Alejandro Valbuena. El resto
de los connovicios en Chile ya se habían salido. Primero Santos Fernández,
Jesús Sánchez Sendino y Agustín Carricajo. Luego, en 1967, Tomás Sánchez y
Teodoro del Pozo. Todos ellos, menos Agustín Carricajo, regresaron a España.
Como ya he
mencionado antes, muchas cosas seguían igual y otras habían cambiado
grandemente. Ya no había veranos en La Mejorada o en El Paular. Corrían otros
vientos…Yo pasé ese verano en Monforte de Lemos (Lugo), con mi hermano Luis que
estaba haciendo la filosofía en San Pedro Mártir, trabajando en la construcción
de un pequeño pantano.¡Trabajamos en el turno de noche! Creo que el pantano se
llamaba “Vilasauto” (o algo parecido).
El estudio
de la filosofía y la teología nos preparó bien para manejar la hormigonera, la
carretilla y la pala…Aquello del contemplare et contemplata aliis tradere… durante
aquel verano nos ayudó a contemplar las estrellas en el oscuro cielo de
Galicia. ¡¡Toda una experiencia!! Yo
hice el viaje a Galicia en el AVE de la época, o sea haciendo auto-stop. Tengo que mencionar que fue Julián Vigara,
hermano de José Antonio, quien nos consiguió ese trabajo usando sus conexiones
laborales. Gracias, Julián, aunque sea más de medio siglo tarde.
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Texto original de Juan José Luengo García "Breve Crónica de un curso 1953-1968) escrito en verano 2009. Para las otras entradas:
Capítulo 1 (La Mejorada)
Capítulo 2 (Arcas Reales)
Capítulo 3 (Ocaña)
Capítulo 4 (Ávila)
Capítulo 5.1 (San Pedro Mártir)
Capítulo 5.2 (San Pedro Mártir)
Capítulo 5.3 (San Pedro Mártir)
DE NUEVO EN ÁVILA: 1963-1968 (VII)
DE NUEVO EN ÁVILA: 1963-1968 (VIII)
Texto original de Juan José Luengo García "Breve Crónica de un curso 1953-1968) escrito en verano 2009. Para las otras entradas:
Capítulo 1 (La Mejorada)
Capítulo 2 (Arcas Reales)
Capítulo 3 (Ocaña)
Capítulo 4 (Ávila)
Capítulo 5.1 (San Pedro Mártir)
Capítulo 5.2 (San Pedro Mártir)
Capítulo 5.3 (San Pedro Mártir)
DE NUEVO EN ÁVILA: 1963-1968 (VII)
DE NUEVO EN ÁVILA: 1963-1968 (VIII)
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