Jesús, José, María y
Domingo
La Mejorada 3 de
Noviembre 1918
Queridos padres:
Recibí su carta por la
que me decían los desastres que está epidemia ha causado en casa; tumbado leía
yo la carta creyendo estaría alguno de casa grave, pero, bendita sea la Virgen
Santísima y su Santo Rosario, respiré como un aliento de gozo al leer que estaban
todos ya bien gracias a María.
Me preguntaban que si
yo había tenido algo de esa enfermedad, pero debo decirles que ni siquiera
rastros conocidos de ella, no parece sino que la Virgen Santísima, que nunca
abandona a los suyos estaba cubriendo con su Sagrado manto este Santo Colegio,
pues a pesar de estar tan cerca de Olmedo que estuvo lleno, y que según nos
dijeron morían 6 o 7 cada día, y que hubo días de 11, y que algunos que daban 5
pesetas por cada vez que les visitaban, nadie quería porque no les afectara a
ellos, pues a pesar de esto digo, no entró en el Colegio, y eso pasó por las
vendimias, que para que no nos entrara a nosotros tuvimos que vendimiar, pues
no había tampoco obreros, en el Colegio se hicieron los medios posibles para
que no entrara, ya quemando azufre, ya evitando la comunicación con las
personas de afuera, y por eso todavía no han venido más que 18 o 20 nuevos;
aquí en Olmedo estuvo bastante tiempo pero ya hace unos cuantos días que no hay
apenas nada.
Nosotros para que no entrara en el Colegio rogábamos a la Virgen
Santísima que no nos desampare, también hicimos una procesión por el jardín de
dentro cantando tres misterios de su Santo Rosario; ya pueden estar tranquilos
que como ven no me ha ocurrido nada, pero no dejen de dar gracias a la Virgen
Santísima, pues ella creo que nos ha librado a nosotros y a Uds., y no dejen de
pagárselo, y harían muy bien que se inscribieran cofrades del Rosario, cuando
fuera a casa el Padre Ricardo, y con eso agradarían mucho a la Virgen María ya que
ello nos ha librado de la epidemia, esto no les cuesta nada, porque una de las
condiciones es rezar el Santo Rosario y eso creo lo hacen Uds. por
consiguiente, ganarían muchas indulgencias y gracias que están concedidas a los
cofrades del Rosario, y además alcanzarían una especial protección de la Virgen
que ha prometido no abandonar a sus devotos y llevarles consigo a la gloria que
es el único fin para que fuimos creados; se animen pues a ser cofrades del
Rosario, y a serlo también con todos sus hijos, pues ya lo soy, y así agradarán
a la Virgen Santísima y a su Hijo.
Les advierto que muchos
aquí en Olmedo después de haber sanado caían otra vez enfermos de la cual
difícilmente salían, así que pues tengan cuidado para no caer otra vez.
Nada más por ahora
tengo que decirle den muchos recuerdos a toda la familia, principalmente a mi
tío Arquipio y a mis abuelas y Uds. reciban un abrazo de su hijo que les quiere
y les aprecia rueguen por él pues no se olvida de rogar por Uds.
Víctor Delgado
P.D. Mando dos estampas
una para Angel y otra a Domingo y a la Luisa ya se la mandaré.
Digan a los padres de
Benedicto y Valeriano que ellos como yo están bien, y a los de Benedicto que
está deseando de recibir carta de ellos para saber que tal están nada más.
Víctor.
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Víctor Delgado fue un dominico de San Mamés de Campos (Palencia), que tras ser ordenado estuvo estudiando en Estados Unidos y posteriormente fue misionero en Extremo Oriente. Aquí, en carta fechada el 3 de noviembre de 1918 cuenta los estragos que ocasionó la gripe española en Olmedo. La carta es muy interesante por diversos motivos, entre otros el excelente castellano, las expresiones de la época y el cariño hacia los progenitores. Agradecemos al gestor del Blog de S. Mamés de Campos la transcripción de la misma. Se han editado ligeramente los párrafos para facilitar la lectura
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